Lletra:

-Carinelo, Carinelo,   mi camarero pulido,
quién te tuviera una noche   tres horas a su albedrío.
-Como soy vuestro criado,   burlaros queréis conmigo.
-No me burlo, Gerineldo,   que de veras te lo digo.
Han dado las once y media,   Gerinelo va al castillo
con zapatitas de seda   para no ser sorprendido.
Cada escalón que subía   le costaba un suspirito,
y cuando traspuso el último   la princesa lo ha sentido.
-Ay, ¿quién será este alevoso?   Ay, ¿quién será este atrevido?
-Señora, soy Gerineldo,   que vengo a lo prometido.
Ya lo coge por la mano,   y en su cama lo ha metido,
y entre caricias y besos   los dos se quedan dormidos.
A despertar el buen rey,   dos horas del sol salido,
ha subido la escalera   y abrazados los ha visto.
Ya despertó Gerinelo,   dos horas del sol salido.
-Levántate, Gerinelo,   levántate bien, querido,
que la espada de mi padre   entre los dos ha dormido.
-¿Por dónde me iré yo ahora,   para no ser sentidito?
-Por los jardines del rey,   cogiendo rosas y lirios.
Como el buen rey lo sabía,   el encuentro le ha salido.
-¿Dónde vienes, Gerinelo,   tan triste y tan abatido?
-Vengo del jardín, buen rey,   de coger rosas y lirios;
la fragancia de una rosa   el color me se ha comido.
-Es mentira, Gerinelo,   con la princesa has dormido.
-Matadme, si queréis, buen rey,   puesto que lo he merecido.
-No te mato, Gerinelo,   que te crié desde niño.
Han declarado una guerra   entre España y Portugal,
y nombran a Gerinelo   de capitán general.